Las experiencias más sublimes de la vida muchas veces sólo pueden ser contadas, aprehendidas con las palabras un tiempo después de que ocurren... si no, todo queda en la impresión corporal, en la emoción, las cosquillitas en la guata, la vibración en el cuerpo.
En marzo ocurrió uno de esos momentos sublimes que uno no cree que va a llegar a vivir... Escuchar a Roger Waters en vivo, tocando completo, INTEGRAMENTE The Dark Side of The Moon... en un estado extático, a ratos de ensoñación, por momentos vibrante, por momentos melancólico, por momentos deseando que mi papá estuviera ahí, conmigo, ya que creo que quizás (sólo quizás) lo habría disfrutado más que yo.
Todos los pequeños detalles, el discurso contra Bush (lugar común transformado en poesía de un modo particularmente sensible y conmovedor), el chancho volador conmemorando las víctimas (recordando emblemas como Victor...seco!!!), el prisma con su luz, en el momento preciso y sobre nuestras cabezas, pero sobre todo, la música... La música que me llevó a otros paisajes sin moverme de ahi...
Si bien iba con la idea de escuchar 'The Dark Side of The Moon", la canción que más disfruté sin lugar a dudas fue "Shine on you crazy diamond"... yo creo que ahi sí que la sensación, memorable sin dudas, fue la de estar disfrutando de una experiencia irrepetible, inolvidable, única... todos los pelos de punta, escalofríos, la sensación de que las piezas encajan, de que el tiempo es ritmo, armonía, compás, sonido...
No puedo decir nada más que GRACIAS y que espero que vuelva pronto... Ojalá también con Gilmour... En pedir no hay engaño ^^