miércoles, agosto 22, 2007

Caminando voy

Caminar es para mí una de las actividades mas placenteras que existe. Mirar los paisajes, ir descubriendo detalles de los lugares, detenerse, ir, trasladarse. En Santiago sobre todo, más que en Ovalle, adquirí la costumbre de caminar largos trechos, distancias considerables, casi siempre cerca de mi casa (depto), eso si. Caminar me ayuda a pensar, a calmar los ánimos,a encontrar nuevos caminos, nuevas rutas para algo que parecía conocido.

Caminar me despeja, me limpia, me hace atender a detalles distintos cada vez, me ha hecho ir conociendo esta ciudad donde ahora vivo. Ir conociendo mis reacciones, reirme de ciertas cosas (como de cuando me asustan los perros encerrados en los antejardines, por ejemplo, cosa que al principio me alteraba). También ver a otros perros enjaulados más pasivos, que se sorprenden ante la mirada ajena, como acostumbrados a "pasar piola". Más aún los gatos, frente a los cuales he afinado mi radar y los cuales muchas veces se frotan el costado en mis piernas en señal de aprobación.

Una de las cosas que me gusta hacer cuando camino es variar las rutas, aunque sea un poco y aunque a veces llegue a calles sin salida. Mirar las casas, su diseño (o falta de) diseño arquitectónico, armonía, belleza, jardines, detalles, colores. Ver a qué me recuerda, a qué otro lugar se parece. Con quien me gustaría caminar por ahí, a quién creo de mis amigas que le gustaría tal o cual casa o caminar por tal o cual calle.

Me gusta caminar por las calles interiores, pequeñas, sin tanto vehículo, sin tanta micro. Aquellas calles olvidadas muchas veces, recorridas prácticamente solo por quienes viven en ese lugar, por las nannys paseando a los perros de la casa o por ciclistas que gustan tanto de esas calles como yo. Bueno, yo he pensado en comprarme una bici, o arreglar y traer la que está oxidándose en una pieza de cachureos en el patio de mi casa de Ovalle... Pero eso ha quedado en una pura declaración de principios, que por el momento veo difícil de concretar.

Me gusta también ver las diferencias de una misma calle en las distintas estaciones del año, cómo es caminar por una calle llena de ciruelos en flor al comienzo de la primavera, en la tarde, cuando una leve brisa hace volar los pétalos cual fiesta de la challa de Ovalle... También esos mismos arbolitos después de un día de lluvia, que parecen tener mil capullos de flores de cristal formados por las gotas en suspensión...

Camino así cuando tengo tiempo y generalmente cuando tengo algo que pensar. Camino así también cuando me dan ganas de salir de la rutina, quizás es un ejercicio que adquirió un nuevo sentido al leer a Giannini. Salir del trazado monótono de los días sin novedad. Buscar un trazado propio, hacerlo con los pies, en el camino, dando vueltas, para llegar quizás al mismo lugar, pero con otras experiencias inscritas en pies y retina.

1 comentario:

Prisca dijo...

creo q este es lejos el mejor post q he leído en este blog.
un abrazo.